Os presento a Sofia. Es mi nueva hija... a falta de una de carne y hueso. La riego todos los días. Le hablo, le doy besos. Cuando me dijeron: te voy a regalar una planta, pensé en una macetita para la oficina con florecitas, pequeña. No en un árbol de estas dimensiones. Sofia es sabia, se acomoda a su entorno. Reacciona a las palabras, a la luz.
De hecho su nombre no es casual.
Gracias Leonardo Da Vinci por darme la sabiduría de que la jardinería es inteligente, a parte del deporte. Ti voglio bene... tesoro.