Fin de la primera parte

martes, marzo 06, 2007

Simplemente... Fuerteventura












Fuerteventura significa contraste. De repente te sientes como en el desierto del sáhara en el noroeste, luego en mitad de las montañas redondeadas y vacías donde las cabras son sus únicas habitantes en el interior, o en su lugar en mitad de Marte, rodeado de rocas volcánicas en mitad de la nada en el sur y el este.
Uno de esos lugares salvajes sin explotar en su totalidad. Luego te encuentras los típicos complejos turísticos donde la construcción de hoteles indiscriminada perturba toda la armonía y la belleza de la isla a costa de ingleses y alemanes ricos...
Un Fiat punto, aventuras demasiado largas de explicar por aquí, personajes de novela que nadie puede imaginar, animales amigables (lagartijas, pájaros autóctonos, gatas, cabras y peces), acampadas furtivas con desayunos y amaneceres en mitad de un oasis: el paraíso...
Lo mejor: la compañía. Cerrar los ojos y abrirlos a su lado. Tomar un café y cereales por las mañanas junto a él. Cocinar pasta en una playa completamente desierta para nosotros. Descubrir que tenemos los ojos iguales cual hermanos. Leer Seda entre la arena. Utilizar por primera vez una tabla de surf. Los pequeños momentos.
No me pagan por hacer publicidad, pero os recomiendo absolutamente visitar la que quizás sea la más salvaje de las islas Canarias: Fuerteventura. Aún quedan sitios perdidos de la mano de Dios donde uno se plantea hacerse emigraño y dejar atrás todos los problemas y estresses de la vida moderna.